jueves, 21 de abril de 2011

OBAMA

OBAMA ¿DE LA VICTORIA AL "BIG BANG"? Iván Auger La elección de Obama fue una gran novedad en la política en EE.UU. y el mundo noratlántico en general. Es el primer jefe de Estado o de gobierno elegido que no es claramente de ascendencia europea, sino más bien de la expansión del poder occidental por el mundo, que le dio el monopolio de la historia desde hace tres siglos. En EE.UU. es, además, el segundo presidente "azul" después de Roosevelt, es decir, urbano, norteño y liberal, etiqueta política que en inglés significa promover la reforma, el progreso, el bienestar social y la democracia. Su antecesor fue Kennedy, católico al igual que el vicepresidente electo Biden, otra rareza, en un país en que las élites son WASP (Blancos, AngloSajones y Protestantes). A pesar de ello, los gurúes, opinólogos, expertos y políticos de la derecha, incluido el presidente Bush, junto con calificar de histórica la elección de un afroamericano, insisten que los genes de EE.UU. son conservadores y hacen presente al presidente electo que si gobierna como liberal será repudiado, junto con su partido, por el electorado. Tal vez Obama piensa distinto, y por ello no se integrará a la delegación norteamericana a la reunión del G 20 en Washington. Fue invitado por Bush, pero prefirió enviar a dos representantes personales a la capital para conversar con los líderes extranjeros que tengan interés en hacerlo. Insiste que en el sistema norteamericano hay un solo presidente, y que él asume el 20 de enero. Y muy posiblemente por la misma razón todavía no hay un proyecto de estímulo económico consensuado en el Congreso, aunque la crisis financiera avanza a pasos agigantados en la economía real. La razón es bastante obvia. La victoria electoral de Obama y los demócratas fue aplastante en el plano nacional. Lograron arrinconar a los conservadores en una faja que va desde del noreste de Texas a los Apalaches, pasando por Oklahoma, Arkansas, Luisiana, Mississippi, Alabama, Tennessee, Kentucky y Virginia Occidental, el sur profundo y territorio de los bautistas sureños, la principal secta fundamentalista. Y en el cordón de estados mormones: Utah, Idaho y Wyoming. Obama aumentó los votos demócratas en la mayor parte de los condados del país, 2,427. Los republicanos lo hicieron solamente en el 22%, 678, y que son los más retrasados, sureños, rurales y pobres, y cuya población es más blanca, menos educada y menos católica. Si analizamos las elecciones desde la primera de Clinton, 1992, a la fecha, se concluye que han habido claros avances demócratas, que en estas elecciones parecen haber consolidado. Diez estados que oscilaban entre los dos grandes partidos (Nueva Jersey, Washington, Wisconsin, Oregón, Nuevo México, Maine, Nuevo Hampshire, Delaware, Nevada y Iowa), con un total de 72 grandes electores, hoy se inclinan hacia los demócratas. Otros cuatro (Carolina del Norte, Virginia, Indiana y Colorado), con un total de 48 grandes electores, que eran más proclives a los republicanos ahora son bastante más indecisos, y con una mayor o menor inclinación hacia los demócratas. Otros cuatro estados (Tennessee, Louisiana, Kentucky y Arkansas), con 34 grandes electores, que eran oscilantes, hoy se inclinan hacia los republicanos. Y solamente un estado que era proclive a los demócratas, Virginia Occidental, con cinco grandes electores, hoy es más proclive a los republicanos. En resumen, hay un realineamiento político a nivel nacional, que también confirman las eleciones de ambas ramas del Congreso. Y cuya matriz es el desarrollo de una sociedad posindustrial, que vive en zonas metropolitanas, urbanas y suburbanas; que trabaja en la producción de ideas y en la prestación de servicios, y cuyos habitantes son en su mayoría profesionales (trabajadores del conocimiento), minorías (afroamericanos, hispanos y asioamericanos), estudiantes universitarios y mujeres en el mercado de trabajo, Esos segmentos de la población son la espina dorsal de la nueva mayoría demócrata. Los profesionales y las mujeres fueron en su mayoría republicanos hasta hace pocas décadas. Y las minorías, si bien votaban demócrata, son cada día más numerosas, el 26% de los votantes. A lo que se sumó la recuperación del voto católico y de una minoría de los cada día menos importantes obreros blancos, hoy solamente el 25% de la fuerza de trabajo, los llamados en el pasado reciente "demócratas por Reagan". La nueva base del Partido Demócrata defiende los derechos civiles y de la mujer; es partidaria de la separación de la iglesia del Estado y del desarrollo e investigación científica; entusiasta de las regulaciones; internacionalista en relaciones exteriores, inmigración y comercio, y tiene un sano escepticismo respecto de los grandes programas gubernamentales, insiste en su eficiencia, con la gran excepción de la atención de la salud. A lo que se añade que, por primera vez desde la elección de Johnson con su proyecto de gran sociedad, lo más parecido al estado del bienestar europeo en los Estados Unidos, la mayoría de los norteamericabnos dice que el gobierno "debe hacer más". Otros de los grandes cambios del obamismo fue el uso genial de la informática y sus derivados en la campaña como instrumento de generaciones que han abandonado la televisión, los teléfonos fijos e incluso los diarios, salvo los electrónicos, y un disciplinado trabajo en equipo que evita trascendidos y aplaca los egos. La gran pregunta es si el realineamiento será duradero como el de Roosevelt en 1932 o más accidentado como el de Reagan en 1980. La respuesta la darán los primeros meses de la nueva administración. Será duradero para los demócratas si Obama y el Congreso actúan con audacia, eficacia y rapidez, es decir, el ¡BIG BANG!, tanto desde el punto de vista simbólico como desde el de fondo. Por ejemplo, si cierra el campo de prisioneros de Guantánamo y elimina las restricciones a las investigaciones con cédulas madres. Y, muy en especial, si generaliza los seguros de salud, restaura la diplomacia y aprueban un paquete de estímulo económico más grande y racional que el de Bush. Si no lo hace, el realineamiento podría ser accidentado, aunque siempre contarían a su favor que los republicanos parecen atrincherarse en la derecha populista del tipo Palin. Por mi parte, me inclino por el ¡BIG BANG! después de leer la página editorial del Wall Street Journal, el diario conservador (neoliberal en nuestro lenguaje) por excelencia: "Algo nuevo pasa en América (así llaman a su nación). La llegada inminente de un nuevo momento liberal... La elección marca la restauración de un gobierno activista". Y en la pesadilla del WSJ se incluye la generalización del seguro de salud, la revolución verde, el renacimiento del "poder suave" en las relaciones internacionales, el debido proceso para los sospechosos de terrorismo, la regulación finananciera, impuestos a la renta progresivos, la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, etc. En otras palabras, el "socialismo" y "distribución de la riqueza", el "liberalismo", en inglés americano, que McCain le imputó a Obama.

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